Reseña: Tu nombre después de la lluvia

Tu nombre después de la lluvia · Victoria Álvarez

Páginas: 584 · Precio: 22,90€
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Corren los primeros días de enero de 1903 y el profesor Alexander Quills, un hombre sabio y triste, vuelve a su casa de Oxford después de asistir a unas conferencias en Londres; Oliver Saunders, joven y tímido, mientras tanto, trabaja en su pequeño cuarto de Balliol College, rodeado de diccionarios y novelas góticas, y Lionel Lennox, amante de la buena vida y de las faldas ligeras, está en Egipto, a punto de profanar la tumba de una princesa para llevarse una joya de inestimable valor.
Poco tienen en común los tres amigos, excepto el cariño que los une y el interés por las nuevas ciencias que exploran el mundo del más allá. Muy pronto sus ganas de saber los llevarán a Irlanda, una tierra plagada de leyendas, donde las piedras tienen una historia que contar y el sonido de la lluvia se confunde con el llanto de unas mujeres que cuidaron de sus seres queridos incluso más allá de la muerte.

Tras recibir una misteriosa carta, tres amigos dejan a sus espaldas a la sosegada Inglaterra para ir en busca de uno de los personajes mitológicos más esquivos y sangrientos: una banshee, propiedad de cada una de las familias ancestrales irlandesas y reveladora -con sus sollozos y lamentos- de las muertes venideras. En ese viaje a la Irlanda profunda, rodeados de verdes intensos y supersticiones oscuras, Oliver, Alexander y Lionel se verán envueltos en los mayores misterios del clan O'Laoire. Pero en ese viaje nada es lo que parece y nuestros protagonistas tendrán que admitir que, por muy lejos que corran y por muchas corazas que construyan, nunca podrán escapar del pasado.

Tu nombre después de la lluvia no es una novela de terror pese a que oímos los lamentos más espeluznantes de una alma en pena; no es un romance pese a que hay amor; no es una novela negra pese a que tenemos que ir recuperando los hilos perdidos de un enigmático lienzo. No, Tu nombre después de la lluvia, tercera obra publicada por la salamantina Victoria Álvarez, es una mezcla que envuelve todo ello y más: es una oda a aquél folclore que acompaña paisajes indómitos, una profundización de una época en la que la ciencia y la superstición se mezclan hasta convertirse en las dos caras de una misma moneda.

“Pero cruzar el umbral de Maor Cladaich les había hecho sentir algo muy distinto, como si en cada una de las partículas de polvo que danzaban alrededor de sus cabezas se condensara la agonía de un alma en pena cuyos días hubieran concluido en aquel lugar.”

Decir que esta novela me ha impresionado es quedarse corto. Todo el mundo hablaba a las mil maravillas de ella, afirmando que era la mejor obra de la autora hasta la fecha, pero cómo yo no había leído ni Las Eternas ni Hojas de dedalera, no sabía muy bien qué esperarme... y quizás por eso ha sido como caer por un precipicio, sin saber muy bien qué me depararía pero disfrutando de esa presión en el estómago, la expectación de una buena historia. El estilo de la autora -pulcro, evocador, cargado de palabras que rememoran libros antiguos y escenas susurradas- te golpea sin piedad desde el mismo prólogo, garantizándote una historia única. ¿Cómo rehusar a esa promesa? ¿Cómo negarse a una banshee, a irlanda y a conocer los secretos de tres hombres tan diferentes como arrolladores? Cada paisaje está exquisitamente descrito, cada diálogo es ingenioso a la par que cautivador, cada escena me ha encogido el corazón.

Como punto negativo, resaltaré mi relación de amor-odio con el romance entre Ailish y Oliver. Por un lado, nuestro joven poeta torturado, heredero de Bécquer y lleno de sueños imposibles y por el otro, nuestra ninfa irlandesa, un rayo de luna inalcanzable. Aunque me ha encantado ese guiño a las rimas y leyendas del autor sevillano y ese aire romántico y sacrificado característico de sus letrasr, ya sabéis cómo me pongo yo con las dosis imposibles de azúcar... y su relación lo tiene en grandes cantidades. Quizás por eso he disfrutado más del corazón roto de Alexander y el cinturón demasiado suelto de Lionel. Pero por mucho que me encantara cada uno de los tres protagonistas -y me encariñara infinitamente de un buen puñado de los secundarios- ninguno de ellos llegará a ser tan atrayente como Stirling, un personaje con muchas sombras, cientos de secretos y un aura magnética irresistible.

“Somos como barcos a punto de naufragar, profesor, y el peor destino no será el de los que caigan..., si no el que nos espera a los supervivientes.”

Algunas personas tildarán este libro de predecible, pero yo no lo he visto así: no hay ningún acontecimiento que aparezca de la nada o un giro de la trama que saliera sin aviso alguno, si no que las piezas del rompecabezas van encajando poco a poco, haciendo que el lector las vaya descubriendo al mismo tiempo que los protagonistas. Todo ello denota una trama muy meditada, con cada detalle encajado a la perfección y un final que termina en un broche perfecto, redondo... aunque para llegar a él, Victoria Álvarez nos haya partido el corazón una y otra y otra vez, con una crueldad impresionante. Soy incapaz de contar las veces que se me saltaron las lágrimas.

En conclusión, Álvarez nos presenta una novela gótica con todas sus letras, llena de descripciones evocadoras culminadas por una pluma y un estilo magistrales y ambientada en uno de los parajes más seductores de toda Europa: la irlanda decimonónica, indómita y oscura. El ejemplo perfecto de que no necesitamos buscar demasiado lejos para encontrar una auténtica joya.

“El miedo a la muerte puede ser un enemigo más poderoso que la misma muerte.”

Gracias a Lumen por el ejemplar.