Una pequeña reflexión

Hoy quiero contaros algo alejado de libros, algo un poquito más personal que me gustaría compartir.

Este último semestre ha sido muy, muy duro. Como sabréis, estoy en mi tercer año de una carrera que aunque me gusta y en muchos momentos me apasiona, también me está agotando psicológicamente. Desde enero noto que estoy desmotivada, me cuesta levantarme e ir a clases, prepararme los exámenes es un suplicio incluso antes de empezar… y, por qué no decirlo, siento que me amargo por momentos. Las asignaturas, los profesores, los finales… todo son losas que se van acumulando y acumulando.

Hay días que la odio. Hay días que quiero pegarle un portazo en la cara y largarme.

Durante estos meses me he sentido poco más que una inútil que no puede tirar del carro. Veía cómo los demás iban por la vida logrando todo a la primera y yo tropezaba con cada piedra. Pero creo que por fin he entendido cuál era el problema.

¿Quién dijo que tenía que terminar derecho en cuatro años? ¿Que no hacerlo era un fracaso? ¿Que tenía que ir al mismo ritmo que los demás? Si llegas más tarde, está bien. Si no llegas, también.  Todo desvío es apto mientras sea lo que verdaderamente quieres. Y yo no tomaba ese desvío por los demás, por decepcionar o por quedar en ridículo. Sentía que había gente que había puesto sus expectativas en mí y que les estaba fallando. Y no voy a decir que “en realidad a quien estaba fallando era a mí misma”, porque no es cierto, pero sí que me estaba ahogando.

Ahora me planteo otras opciones: puedo dejarme algunas asignaturas y hacer el cuarto curso en dos años, aprovechar más el tiempo libre haciendo unas prácticas que me ayuden a buscar un nuevo enfoque o aprender todas esas lenguas que llevo años arrinconando. No puedo dejar que algo que supuestamente está labrando mi futuro me haga sentir así. Tengo que aprender a conocer mis límites, de tal forma que pueda DISFRUTAR de todo esto. Algo que llevo años sin hacer. ¿Cómo es vida pasar asqueada nueve meses y disfrutar solo tres? 

Simplemente, me niego.

Quiero volver a disfrutar de mi carrera, a cogerle el mismo cariño que sentía al principio. Y si sigo forzándome así, intentando alcanzar unas expectativas ridículas que claramente no son para mí, la voy a terminar de aborrecer del todo. ¿y de qué me servirá eso?  

Así que, para aquellos que estéis en el mismo problema, pensad cómo queréis vivir esto. Una carrera es dura; construir un futuro del que no tienes ni las piezas, más aún. Pero no lo hagáis por lo que dicen o hacen los demás. 

Y supongo que esto es todo. Gracias por leerme hasta aquí.

Créditos de la imagen: Pinterest