Sophie Duguet no entiende qué le sucede: pierde objetos, olvida situaciones, es detenida en un supermercado por pequeños robos que no recuerda haber cometido. Y los cadáveres comienzan a acumularse a su alrededor.
Agobio, miedo, desesperación e incluso rabia algunas veces
fue lo que convirtieron a esta novela, de apenas 296 páginas, en una dulce
tortura para mi.
Confuso al principio pero trepidante después. Este libro
hace que recorramos Francia siguiendo a la mentalmente inestable Sophie
Dauguet. Una chica que no es consciente de sus actos y quien no entiende nada
de lo que pasa en su vida. Los muertos empiezan acumularse en su alrededor y
llega un momento que Sophie está tan perdida como el lector.
Esta novela está dividida en cuatro partes y a mi parecer
las dos primeras son las mejores. Puedes sentir como la vida de Sophie se
derrumba de golpe y sientes la misma angustia de ella a embarcarse en una huida
que no tienes ni idea de cómo va a acabar.
Cuando llegué tercera
parte, la cual es un diario, comencé a intuir como podría acabar la novela y aún pese a mis
esperanzas de estar equivocada, la intuición no me falló. Eso fue quizás lo que
me hizo restarle algunos puntos en mi puntuación final, pero pese a todo me
mantuvo enganchada hasta la última frase.
Es el primer libro que leo de Pierre Lemaitre y puedo
asegurar que no será el último. Sus frases cortas y directas hace de esta novela algo genial y altamente adictivo. Poco
más se puede decir sin desvelar algo de la intrigante trama.
Yo personalmente recomendaría esta lectura si se quiere
salir de la zona de confort, del género teen o si simplemente se necesita un
giro de tuerca en su vida literaria.
“Existe un Dios para las asesinas.”